Cada vez más popular entre sibaritas, la pluma de cerdo ibérico, esta pieza del ibérico es ya es un fijo en las cartas restaurantes de todo tipo de cocinas. Una pieza de toda la vida en la tradición ibérica puesta al día por las mejores cocineros. Su consumo en fresco ha logrado en los últimos años un merecido crecimiento de consumo.
Si hasta poco la pluma ibérica era una auténtica desconocida, hoy en día es cada vez más normal encontrarla en todo tipo de restaurantes incluyendo esta pieza como una de las más valoradas del cerdo ibérico.
Una de las piezas mas nobles, al igual que la presa, el lagarto o el secreto, la pluma de cerdo ibérica ya asoma como entre las favoritas de restauradores y amantes de la buena cocina.
La demanda de la pluma de cerdo ibérica ha crecido de forma exponencial, pero todavía se sabe
poco de ella entre el comensal de a pie, aparte del titular principal: ser una de las
llamadas «partes nobles del cerdo ibérico«.
Las propiedades de sus fibras musculares son similares a la de la parte alta del jamón.
Es muy sabrosa al paladar y aunque poco demandada hasta ahora, su posición junto al lomo del cerdo le hace poseer una excelente textura y calidad. No requiere de muchos condimentos, pero que se presta a muy variadas recetas. La pluma experimenta un reconocimiento, posiblemente fruto de una moda, pero que no le falta buen criterio.
El nombre de esta pieza ibérica, proviene de su forma, ya que la forma de su corte, es muy parecido con el ala de un pájaro. Ubicada al final del lomo del cerdo, es una pieza caracterizada por su gran veteado y su forma triangular y algo alargada.
Suele pesar entre 200 y 250 gramos y es de un sabor único, gran textura y cada vez más apreciada calidad.
Es importante destacar la importancia de la grasa infiltrada que poseen nuestros cerdos ibéricos. Esto es debido al ejercicio que realizan al aire libre entre los meses de octubre a febrero, durante las dos largas montaneras que los animales pasan en la dehesa, lo que les confiere una estructura ósea y muscular únicas, plenamente desarrollada.
El ácido oleico es particularmente destacable en cortes como el de la pluma de ibérico, cuyo veteado sin igual, gracias a la elevada concentración de ácidos grasos monoinsaturados, le hace presumir de un importante nivel de ácido oleico, es decir, una grasa que es lo más parecida al aceite de oliva.
Sin duda una de los cortes más populares del cerdo ibérico y que no puede faltar en cualquier barbacoa.
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